viernes, 19 de junio de 2015

Donde menos te lo esperas...

Tan simple como sencillo, tan cercano como cierto. 
Apelo a ese niño interior que todos llevamos dentro y dejemos que haga lo que sabe hacer por naturaleza... aprender.
Cualquier cosa en pro de la verdadera felicidad, nuestra, de todos.

sábado, 4 de octubre de 2014

El reto de los 21 días sin quejarse

El reto de los 21 días 
Cambia la forma de ver y sentir las cosas, y las cosas cambiarán de forma y sentimiento para ti.
Ayer recibí el texto que os adjunto a continuación y que circula por internet, y me pareció tan interesante, poderoso e inspirador que no dudé ni un segundo en compartirlo con vosotros. Os animo a que lo pongáis en práctica porque es muy potenciador. Nos ayuda a tomar conciencia, a sumarnos, a crecer y a ser mejores para poder ser más felices… Disfrutar de la experiencia, y a los que lo practiquéis, ¡¡me encantaría recibir vuestros feedbacks!!!
“EL RETO DE LOS 21 DÍAS, UN MUNDO SIN QUEJAS
Si no puedes cambiarlo, entonces cambia tu actitud. ¡Pero no te quejes!
Agradece (te) lo que tienes en lugar de lamentar (te) lo que no tienes.

AGRADECIMIENTO VS LAMENTACIÓN
Se trata de una propuesta novedosa para cambiar nuestro chip vital, y distinta a los típicos planteamientos de autoayuda. Una propuesta innovadora para hacer frente a la vida con una actitud totalmente positiva.
El Dr. Viktor. E. Frankl, creador de la logoterapia, decía que “uno es responsable de lo que hace, de lo que sufre y de lo que ama”. De ahí que la propuesta de Will Bowen era muy simple: los participantes debían colocarse una pulsera morada con la leyenda “un mundo sin quejas” y resistir 21 días sin lamentarse por nada ni una sola vez; así sea “me duele la cabeza” o “nada me está saliendo bien”. Si durante ese periodo los participantes emitían algún lamento, debían cambiarse la pulsera de muñeca y volver a empezar. Los resultados fueron sorprendentes: la mayoría de los participantes logró superar este reto pero les tomó un mínimo de 5 meses, un tiempo que evidencia la terrible presencia de la cultura de la queja tan presente en nuestras vidas. La idea de Bowen, plasmada en su libro (editado por Grijalvo en México), se propagó rápidamente por todo el mundo.
Esta es la historia de la gestación de una idea existencial muy simple, que ayudará a quien acepte el reto a tomar las riendas de su vida.
UN RETO QUE CAMBIARÁ TU VIDA Y LA DE TUS SEMEJANTES
Ahora te estoy proponiendo yo a ti asumir este reto de 21 días sin quejas, sin lamentos, sin críticas y sin chismes… si lo logras, habrás hecho de tu vida un paraíso en la tierra, como dice don Miguel Ruiz en sus “Cuatro acuerdos”. Tendrás mejor ánimo, menos dolores, relaciones más favorables, mayor autoestima, etc. Serás una persona más feliz, más congruente y armoniosa.
¿Crees que puedes aceptar el reto? Seis millones de personas ya lo han logrado desde 2006 cuando Will Bowen lanzó esta campaña en EEUU. Cada día se suman más personas para lograr un mundo mejor. México ya tiene una organización para apoyar “un mundo sin quejas”.
Muchas personas decían que no se quejaban demasiado, pero con el ejercicio se dieron cuenta que lo hacían unas 20 veces en promedio al día.
LA PANDEMIA DE QUEJARSE
Quejarnos se ha convertido en una Pandemia ¿Has notado que siempre hay algo de qué quejarse? El clima, el tránsito, la inseguridad en las calles, las mentiras de los políticos, la salud, el dinero que no alcanza etc. Lo único que ganamos con la queja es sentirnos peor.
“Cuando criticamos, nos quejamos o juzgamos, estamos emitiendo una energía discordante. Esta energía, de acuerdo a la Ley de Atracción, será devuelta a nosotros pero multiplicada. Esto alimenta aquello de lo que nos quejamos y lo hacemos más grande”
Ejemplo: si dices: “estoy mal, estoy mal, estoy mal”, atraerás justamente lo que pediste: estar mal.
Con la queja te conectas con campos de baja energía que te debilitan, te hacen vulnerable a enfermedades, conflictos sociales y carencias. Por el contrario, si hablas de gratitud te conectas a campos de alta energía, en los niveles donde se desarrolla el poder personal.
Mi propuesta es simple: abandonas la queja y te llenas de gratitud…

OBSERVAR LAS QUEJAS
Así que mantén una observación especial de tus pensamientos y palabras y cada vez que te descubras quejándote, expresa un agradecimiento a la vida, al trabajo, a la salud… o a cualquier cosa que puedas agradecer de corazón… siempre tendrás algo para agradecer. Cada vez que emitas una queja tendrás que volver a empezar la cuenta de los 21 días desde uno.
Si pienso una queja o crítica pero no la digo, ¿También cuenta? Por suerte no. Sólo las palabras que salen de tu boca son las que cuentan en esta primera etapa del ejercicio.
Quienes lo han logrado reconocen que no es para nada fácil, pero después de las tres semanas, o más, que tardes en lograr la meta, dejarás inclusive de criticar con la mente.

¡Adelante!… acepta el reto… demuéstrate que puedes, y vive la responsabilidad de la gratitud como una experiencia que se “siente”… y asciende a un mayor nivel de conciencia y despertar, donde el panorama de la vida será más amplio y amable contigo.
No hace falta que te pongas una pulsera morada como la que propone Bowen. Utiliza tu reloj de pulsera, o una moneda, o una piedrita en el bolsillo o algún objeto pequeño y sencillote de tu elección que puedas portar contigo durante el día, y que, con su presencia, te esté recordando tu compromiso personal de no quejarte. Será una especie de “testigo silencioso” que te observará y recordará constantemente. Y será de gran utilidad para “aprender a darnos cuenta” de todas las veces que nos quejamos. No hay que darle fuerza a la queja, simplemente cambias la pulsera de brazo o la piedra de bolsillo y ya está. Lo importante es darnos cuenta, no culparnos. Y a comenzar de nuevo hasta llegar a los 21 días.
Rompamos como mexicanos esas “ideas lastre” tales como: “valle de lágrimas”, “para sufrir venimos a este mundo”, “unos nacen con estrella y nosotros estrellados” y perdamos el miedo a la libertad de ser responsables de lo que hagamos, de lo que suframos y de lo que amemos.
¿Por qué 21 días? Los científicos y los expertos en conducta humana dicen que toma 21 días crear un hábito. Nos tomará 21 días dejar el hábito de la queja y formar el nuevo hábito de ser responsables de nuestra gratitud”.
Espero que os haya inspirado. Aquí tenéis la referencia bibliográfica del libro de Will Bowen sobre el que se ha basado el texto:
Un mundo sin quejas
Will Bowen
Grijalbo, 2008
ISBN: 9788425342578
Sílvia Congost Provensal
Psicóloga – Terapeuta – Coach Personal
Especialista en autoestima y relaciones
www.silviacongost.com
Foto: Steve Ford Elliott

lunes, 24 de junio de 2013

Enfermero viejo y gerontólogo, paciente crónico y terapeuta


Enfermero viejo y gerontólogo,
paciente crónico y terapeuta
  Juguemos a las dos caras del espejo... como la Alicia de L. Carroll, que transitaba a ambos lados.
    La experiencia, la vida, nos hace pasar muchas veces por las dos caras del espejo donde continuamente nos miramos y jugamos a entrar en ese otro mundo, que en ocasiones criticamos o, al menos, se nos hace protagonista y genera nuestra intención de conocer más acerca de él. Sin querer, aterrizamos de lleno en supuestos y contenidos, que en otras ocasiones han suscitado en nosotros mismos críticas e interpretaciones contrarias a las que la vida nos hace cambiar en otras circunstancias y tiempos.
       Somos hijos de una generación donde a la enfermedad se la castiga y persigue como si de una terrible maldición se tratase; y por si eso fuese poco, nos enseñan a enquistar esa enfermedad o paliar sus efectos para, como hacemos con las expresiones del dolor, que ella o nosotros pasemos de largo sin obtener la información que, gracias a ella, nos llega. Disponemos incluso de especialidades que persiguen y aniquilan a los “bichos malos” que forman parte de las afecciones cuando, si observamos a la sabia naturaleza, estos no aparecen y crecen en número si la afección no lo precisa en ese justo momento para normalizar al organismo de la mejor forma y lo más pronto posible para salvaguardar la vida del individuo (a veces son alteraciones de lo que denominamos flora saprófita o habitual de los tejidos).
     En la naturaleza, cuando un animal se lesiona en una persecución o en un salto, su intuición le hace guarecerse en un sitio seguro y respetar el reposo suficiente para que los mecanismos fisiológicos, idénticos a los de los humanos, restablezcan la funcionalidad de las estructuras afectadas y le permitan la vuelta a la normalidad en el tiempo aconsejado según su repercusión y curación. Nosotros, más evolucionados y listos usamos los archiconocidos “anti-“(
--> Antihistamínicos, antiinflamatorios, antihipertensivos, antibióticos, antitusígenos, antifúngicos, etc.), éxito de nuestras más afamadas y remuneradas industrias farmacéuticas mundiales, para reducir o inhibir el proceso fisiológico de curación, reduciendo, entre otras cosas, la sensación de autocuidado en la lectura del dolor, al no respetar el debido reposo; pudiendo así hacer como si no hubiera pasado nada y volver a nuestra vida habitual sin “perder el tiempo”.
            Antes, en la medicina, sabíamos que en la mayoría de las afecciones estaban bien marcadas distintas fases dentro de la misma enfermedad. Equivalente a lo que ahora conocemos en otros términos pero en esas mismas fases, como fase simpática (con sus correspondientes síntomas de boca seca, pulso rápido, sueño alterado, etc.) y la fase parasimpática (con los síntomas contrarios característicos). Luego, después de la afección en sus fases fría y caliente, también denominadas así, se experimentaba la fase de expoliación o cicatrización de las secuelas.
            Hoy, bien “educados” en el arte de esconder, difuminar o suprimir síntomas, nos vemos en la necesidad de encontrar, lo antes y lo mejor posible, algún remedio, técnica o droga para que no nos demos cuenta de las repercusiones y de las enseñanzas de la que la vida nos alerta en su respuestas ante nuestras acciones.
     No, no es cuestión de criticar formas de actuar ante las afecciones o enfermedades, ante los síntomas o los síndromes… Tampoco es cuestión de ver si es más eficiente quitar los síntomas con agujas o con ampollas, con masajes o con ejercicios, es un llamamiento para acercarnos más a la naturaleza, a nosotros mismos; a aprender que las enfermedades no son un castigo de Dios, una papeleta de tómbola equivocada o un mal resultado de las estadísticas. Es más bien alertar de que somos los verdaderos protagonistas de nuestras crisis físicas y emocionales, que tenemos derecho a saber de sus causas y de sus consecuencias para extraer el debido aprendizaje de ellas.
            Los terapeutas debemos acercarnos al estereotipo de ser, ante el paciente, como un espejo, donde en cada sesión con nosotros, aprenda de sí mismo lo mejor y lo máximo posible, saque sus eficientes conclusiones de cómo le llega su enfermedad, cómo puede entenderla mejor para evitarla y, sobre todo, cómo puede aprender a prevenirla si es que es eso lo que verdaderamente desea. Esta propuesta choca de lleno con el modelo que aun nos queda en muchas salas de espera, donde el sanitario es el protagonista de las afecciones, el que triunfa si el paciente mejora y, lastimosamente, echa la culpa fuera cuando esto no sucede.
            No podemos ni debemos, como sanitarios del nuevo siglo, atribuirnos los éxitos o fracasos de las evoluciones de los pacientes, solo acompañarlos en sus afecciones, en sus roces con la vida (física, mental y social) que es lo que llamamos los síntomas; permitir que se vean, se conozcan, lo mejor posible y entiendan, cada uno en su nivel de conciencia, la información de que la vida les aporta al margen de sus repercusiones.
            Y como dolientes, enfermos o pacientes, vivamos con más intensidad nuestras propias vidas, prestando más atención al yo, al nosotros y al presente. Dejando de lado los observatorios de vidas ajenas, cada vez más exitosos en las cadenas televisivas; las rencillas y diferencias que nos hacen sentir ajenos al que tenemos al lado, los viejos rencores del pasado y las excesivas preocupaciones hacia el futuro… Vivamos con intensidad nuestro momento presente y demos gracias por todas y cada una de las señales (a veces también llamadas síntomas o enfermedades) que nos da la vida y permiten que nos conozcamos más y mejor. El mejor espejo somos nosotros; el mejor entorno es la naturaleza.
           
            En alusión a un hermano ya ausente, “ahora tenemos más cáncer porque hay menos confesionarios”; contribuyamos al autoconocimiento en cualquiera de las posibles vías por donde este se pueda potenciar: educación, salud, amistades, etc., y apostemos por el nuestro para dar un continuo ejemplo.

oooOOOooo



José Martínez Florindo
Gerena, Junio de 2013

jueves, 18 de abril de 2013

Interferir en las mentes y la emociones humanas... 
como extraído de ciencia ficción.

Quizás nos creamos tan autosuficientes y únicos que lleguemos a pensar que ostentamos el escalafón superior de la humanidad, que pertenecemos solo y exclusivamente a nuestros proyectos; e incluso que somos libres Y claro, podemos seguir con esa venda en los ojos y así contribuir a un orden superior que no forma parte de nuestras verdaderas aspiraciones como humanos: ser felices.
Sichuan, Chile, Haití... esas casualidades que no hacen más que continuar, desgraciadamente tergiversado, el proyecto de Nicola Tesla.

jueves, 21 de febrero de 2013

MEDITAR EN UN MINUTO

El ABC del autoconocimiento... comencemos por algo sencillo, efectivo y necesario.

jueves, 22 de noviembre de 2012

No hace más importante a un profesional su nivel de orgullo, hacer valer lo "suyo" por encima de otras teorías o evidencias, su compromiso con suculentos "presentes" de afamadas firmas... A un médico o sanador le hace grande ser pequeño, desaparacer casi en las consultas, dejar que los pacientes se vean a ellos mismos y no poner nunca por delante su propio explendor... 

"Si te curas, ha sido gracias a mí!!, y si te enfermas, fue por culpa tuya"
Ahora, en la evidencia, vuelve a primar el sentido común sobre todos los sentidos; y las hasta ahora "evidencias científicas" que eran manipuladas en nombre de la Ciencia y jugaban claramente a un interés económico comienzan a disiparse como un gigante con pies de barro...

viernes, 26 de octubre de 2012

 



¿Hasta cuándo se nos seguirá imponiendo este modelo farmacológico en salud mental que ha demostrado no haber recibido el respaldo científico necesario?

En más de 30 años de investigación y tras miles de millones de dólares invertidos, no se ha inventado ninguna nueva fórmula farmacológica, con un nuevo mecanismo de acción, que opere de manera diferente a los primeros psicofármacos. "Los datos están ahí, y es evidente que este experimento ingente ha fallado"

 
  • Los esfuerzos realizados en el campo de la psiquiatría y la psicofarmacología durante las últimas 3 o 4 décadas han fracasado en la búsqueda de psicofármacos eficaces.
  • La industria farmacéutica, consciente de este hecho, ha reducido en gran medida la inversión económica destinada a este fin.
  • No hay otra elección que realizar cambios en la manera de enfocar el estudio de los mecanismos subyacentes a los trastornos mentales, el descubrimiento de nuevos fármacos y el desarrollo futuro de la psiquiatría. "Esto requerirá una gran inversión en el campo de las neurociencias, la humildad ante nuestra ignorancia y la voluntad de reconsiderar la necesidad de realizar algunas reconceptualizaciones fundamentales en psiquiatría". 
      
    leer este artículo completo:

http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4234&cat=


 ¿POR QUÉ LOS ANTIDEPRESIVOS CAUSAN MÁS DAÑOS QUE BENEFICIOS? 

Alguien dio un importante paso en la medicina y alguien tuvo el valor de difundirlo.


A mi hermano y amigo
 ya en otra dimensión: un abrazo, Fermín!
Pregunta para reflexionar: ¿Hacemos más por nuestra casa o coche que por nuestro cuerpo?
 Nos abruma el cáncer... pero no se presenta de pronto, suele avisar.

  Tenemos un cuerpo "pizarra", unos síntomas"código o escritura" y una mano que escribe "consciencia".
Entendiendo aquí por consciencia nuestra forma de ser, de vestir, de interactuar , de comer o dormir... 
 WACR ("World Association for Cancer Research") - Conferencia del Dr. Alberto Martí Bosch sobre cómo afrontar el cáncer de forma holística.
 

domingo, 10 de junio de 2012

El ojo para mirar y ser visto: concepto de Salud


El ojo para mirar y ser visto: concepto de salud

         Considerando el concepto de salud, verdadera salud, como una oscilación arriba y abajo de una línea que consideramos como normal, nuestra sintomatología aparecerá cuando las llamadas exposiciones a nuevas condiciones físicas y emocionales se excedan de nuestros particulares dinteles de tolerancia o límites de “aguante”. Estos límites están mantenidos o favorecidos por nuestra herencia genética, factores medioambientales del momento u otro tipo de influencias ocasionales positivas o negativas como el suficiente descanso, la justa alimentación, la dedicación a otros frentes abiertos, (en la Medicina China hacen referencia a las llamadas “energías perversas”) en las que nuestro cuerpo (y “espíritu”) rozan y pierden su capacidad de reacción, o su fuerza de no vulnerabilidad ante el “ataque” externo o exposición ocasional. 
 Puede también ocurrir que esta afección sea leve, no suficiente para modificar nuestra actitud ni rebasar esos llamados dinteles de tolerancia, pero si estos son dilatados en el tiempo, o repetitivos sin haber formado “aprendizajes” o defensas específicas ante ellos, también pueden llegar a ocasionar los mismos indeseables resultados.
 Evidentemente, podemos estar hablando tanto de eventos físicos como psicológicos o relacionales; y sus efectos siempre, aunque no reparemos en ello por nuestra visión interesada o limitada, afectarán de igual forma a estos tres niveles mencionados.

         Esta “oscilación” o afección repetitiva puede llegar a plasmar modificaciones en nuestra trama iridiana, al igual que se podría visualizar en cualquiera de las “pantallas” (somatotopías o “mapas del cuerpo”) de nuestro cuerpo.  Este es el caso de una afección repetitiva que fuerza la adaptación del pH de la flora saprófita en la vagina de la mujer, abandonando su zona de seguridad en un pH ácido (entre 3,7 y 4,4), para adoptar un pH más alcalino que permite crecimiento de parte de la flora saprófita para compensar la oscilación y que dará una sintomatología característica de calor, picor, etc., compatible con diagnósticos ortodoxos de candidiasis en sus distintas denominaciones, gardnerella, haemóphylus, etc.
En esta exposición de forma repetitiva implica perder la capacidad de adaptación a nuevas “circunstancias” y si no se adquieren nuevas “estrategias” o aprendizajes, aunque las exposiciones sean aparentemente leves, se acaba perdiendo el momento de salud o adaptación a la zona de seguridad y, por ende, surge la sintomatología.
Podemos visualizar la imagen donde se aprecia en el lugar de la corona (zona 2-3), hacia las 7h, un signo de “desvitalización”, al menos, sin entrar en más denominaciones o tecnicismos, donde se aprecia una “itis” o zona inflamatoria… en respuesta a la afección mantenida. Esta irá siempre en relación directa con la afección mantenida, el tiempo de exposición o la capacidad de respuesta o adaptación en ese momento de vida.
Lejos de aconsejar lo que consideramos como el camino fácil, o la búsqueda rápida de supresión de la sintomatología, como suele pasar con la mayoría de los remedios farmacológicos que la tapizan o enmascaran directamente, (como es el caso de anti-fúngicos, anti-bióticos, anti-álgicos, anti-inflamatorios, etc.) nuestro cuerpo nos ofrece la posibilidad de “leer” la afección, el momento de evolución y aprender del instante y las circunstancias para no volver a repetir esa sintomatología y enfermar.
Las leyes de la Naturaleza no se equivocan, la respuesta del organismo, aunque a veces sea no deseable, es siempre la manera natural de la vuelta a la normalidad; y en esa disyuntiva, la buena observación y acompañamiento de las naturales reacciones, cuidando que exista un equilibrio razonable y tolerable entre éstas y el precio del aprendizaje con las consecuencias que conlleva (lo que llamamos periodo de convalecencia) es la forma de terapia más ajustada y recomendada para unos resultados óptimos en esta vida terrena.
En definitiva: “o nos adaptamos y aprendemos… o sufrimos, hasta que el cuerpo aguante”; teniendo en cuenta que la pérdida de individuos de una especie, no significa que la especie pierda en conjunto. Para el avance colectivo, el sacrificio de algunos miembros, que son pioneros en proporcionarnos síntomas, enfermedades y aprendizajes para nuestro futuro, es necesario.

jomaflor@abretucorazon.es